Hoy en día estamos rodeados de una sociedad muy individualista y comercial.
En la práctica, el ser humano no es valorado en sí mismo. Requiere contar con
recursos y conocimientos para que pueda ser apreciado. Se apreciarán sus
cualidades personales dependiendo de cuan prácticas sean para generar productos
o recursos específicos. La persona entonces vale para la sociedad por lo que
puede hacer, por su capacidad para consumir y por el recurso que tiene, no por
el simple hecho de ser un humano. Por ello la sociedad promueve u ofrece a
las personas productos, con el simple fin de que consuma, se genere dependencia
y se invierta en esos productos. La persona es simplemente un
"prospecto", un potencial cliente que puede adquirir el producto e
invertir por el mismo.
El problema en este tema es que la mayoría de las personas no analizan esta
dinámica social y caen en sus redes. Se vuelven consumistas despersonalizados,
que se habitúan a consumir sin tener siquiera necesidad de hacerlo. Y creen
realmente que tienen valor porque tienen dinero, por que tienen tal o cual
carro, por que viven en tal o cual lugar, o por que satisfacen todos sus
gustos. Sin darse cuenta se vuelven esclavos de lo que tiene, de los placeres y
de la moda. Al final, no son libres.
Esto se da mucho entre la población de los países desarrollados del norte
de Europa y América, así como del pacífico asiático y de Oceanía. Llegan a los
40 años para vivir una crisis existencial. Parecen haber alcanzado todas sus
metas a nivel económico, tener seguridad para el resto de su vida, pero no han
logrado satisfacer el deseo de "felicidad" que buscaban. Esto se debe
ha que se enfocaron en el éxito profesional, pero no construyeron a la par
relaciones fundamentadas en valores y compromisos afectivos serios. Encuentran
un gran vacío que muchos pretenden llenar con viajes y experiencias excitantes,
como practicar deportes extremos (alpinismo, Bunge, esquí extremo, parapente,
skateboarding, hydrospeed, paracaidismo, entre otros) o en muchos casos con la
droga y el alcoholismo.
Este vacío es difícil de llenar si no se han forjado relaciones positivas
con las personas, especialmente las más cercanas: la familia. Si quieres ser
feliz debes priorizar; poner en orden las prioridades de tu vida de manera que
puedas tomar decisiones en base a esa priorización. Si la familia llega a estar
por encima del trabajo, al momento de decidir en qué invertir mayor tiempo,
será en la familia. Recuerda, si algún día dejas de existir, en el trabajo
encontrarán pronto un sustituto para tu puesto. Pero en tu familia eres
irremplazable.
- ¿En qué inviertes el
"tiempo libre"?
- ¿Está tu familia en el nivel Nº 1 de tus prioridades en la vida?
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